El estrés es un conjunto de emociones, pensamientos y sensaciones físicas que se producen ante algo que consideramos que es una amenaza. Cuando se produce de manera continuada en el tiempo, puede llegar a convertirse en un problema. Para combatir el estrés, primero tenemos que conocer qué es para poder identificarlo.[spacer height=»20px»]
[spacer height=»20px»]
“Estoy muy estresado/a”, es una frase que cada vez usamos y oímos con más frecuencia en nuestra vida diaria. El mundo actual y el avance de las tecnologías nos han permitido tener la vida más cómoda en cierto sentido. Y, sin embargo, ¡cada vez nos estresamos más! ¿Por qué pasa esto? No son las situaciones que vivimos las causas directas de nuestro estrés, sino la interpretación que hacemos sobre ellas.
¿Qué es el estrés?
Resulta complicado definir el estrés en pocas palabras. El estrés no sólo es un sentimiento, ni tampoco es sólo una sensación física, sino un conjunto de respuestas que se dan a nivel físico y psicológico.
Para que el estrés se origine, tiene que darse una situación que percibimos como amenazante o peligrosa. Pero también tenemos que vernos con pocos recursos y poca capacidad para afrontar dicha situación. Es aquí cuando comienza la respuesta física de nuestro organismo: los músculos se tensan, sudamos, se acelera la respiración. En definitiva, nuestro cuerpo se prepara para luchar o huir.
El estrés suele llevarnos a tener emociones como la ansiedad o la ira, así como a pensar de manera negativa (“no soy capaz de superarlo”, “no puedo más”, etc.).
Hay tres fases en el proceso del estrés:
- Alarma: es el primer momento, cuando nuestro cuerpo se activa para hacer frente a la situación que hemos percibido como estresante. En este primer momento, nuestra activación corporal es baja y es cuando comienza a aumentar.
- Resistencia: es cuando nuestro cuerpo da una respuesta para adaptarnos a esa situación y limitar los posibles daños que haya podido causar el estrés en nosotros. En esta etapa es cuando nuestra activación llega a su punto máximo y, cuando la situación estresante desaparece, aparece el cansancio y el cuerpo vuelve a la normalidad.
- Agotamiento: cuando no logramos resolver la situación de estrés, pero ya hemos agotado los recursos fisiológicos, experimentamos una sensación de agotamiento y decaimiento. Es decir, si nuestro cuerpo está mucho tiempo activado hay un agotamiento de nuestros recursos que puede tener consecuencias negativas: cansancio, fatiga, problemas para dormir, etc. Esto disminuye nuestra capacidad para enfrentarnos a una nueva situación estresante.[spacer height=»20px»]
[spacer height=»20px»]
El estrés podríamos compararlo con el motor de un coche. Cuando a un motor le falta presión, da un rendimiento. Pero, cuando la presión es excesiva, al final puede llegar a explotar el motor y dejar de funcionar por completo.
El estrés nos permite sobrevivir
El estrés nos ayuda a sobrevivir, es una respuesta que nos permite afrontar las situaciones peligrosas o ponernos a salvo. Esto es fácil de entender si lo trasladamos a una situación en la que tengamos que enfrentarnos a algo realmente peligroso, a una fiera: percibimos la situación peligrosa y nos preparamos para enfrentarnos a la fiera o para salir corriendo.
Pero, en el mundo en el que vivimos no ocurren diariamente este tipo de peligros. ¿Qué es lo que nos hace estresarnos tanto a día de hoy? ¿Por qué decimos entonces que el estrés nos ayuda si no tenemos que enfrentarnos diariamente a algo realmente peligroso?
Pongamos un ejemplo común en la actualidad en el que el estrés puede resultarnos útil, la preparación de un proyecto en el trabajo. En ese caso, el estrés permite a la persona llevar a cabo todas las tareas necesarias para tener el proyecto en la fecha fijada. Sin embargo, el estrés no sólo nos ayuda en este tipo de situaciones, sino también en aquellas que nos gustan y nos resultan positivas. Por ejemplo, el caso de unos novios que preparan su boda. En este caso, el estrés es muy útil, ya que les permite estar alerta y esa activación es la que les lleva a tener todos los preparativos a punto para ese día tan importante.
El estrés puede convertirse en un problema
El estrés puede llegar a convertirse en un problema, tal y como experimentan muchas personas actualmente. Como hemos dicho antes, el estrés en un inicio es una respuesta de nuestro cuerpo que nos ayuda a estar alerta y llevar a cabo ciertas tareas que pueden ser importantes para nosotros. Pero, si estamos permanentemente activados, si tenemos estrés de forma muy constante en nuestra vida, podemos encontrarnos con un problema de estrés.
El cuerpo necesita descansar y reponer energías para recuperar el equilibrio. Si esto no pasa, podemos caer enfermos y nuestros recursos físicos y psicológicos disminuyen. Es como si conducimos un coche y lo mantenemos acelerado durante días sin parar, al final terminaría calentándose y estropeándose.
En el mundo en el que vivimos las amenazas a nuestra supervivencia son mínimas. Somos nosotros, con nuestra capacidad para interpretar las situaciones como amenazantes y anticiparnos a futuros peligros quienes encendemos la alarma de estrés en nuestro cuerpo. Cuando pensamos y damos vueltas a nuestra mente sobre hechos ya pasados o sucesos que podrían ocurrir, activamos nuestro cuerpo como si se tuviera que enfrentar a un león en ese mismo instante. Esa energía que se activa en ese instante no es consumida y, además, la activamos constantemente. Es en ese momento cuando surge el problema.
¿Podemos combatir el estrés?
Si nosotros con nuestra forma de pensar somos quienes activamos esa alarma del estrés, también podemos aprender a desactivarla.
Las situaciones no son la causa directa de nuestro estrés, sino nuestra manera de vivirlas. Por ello, ante un mismo suceso hay personas que se estresan y otras que no. Por ejemplo, en un atasco de tráfico habrá personas que se alteren y piensen cosas como: “Voy a llegar tarde al trabajo”, “Si llego tarde no me va a dar tiempo a hacer todo lo que tengo que hacer”, “No voy a llegar a la reunión”, “Podrían despedirme”, etc. Esto hará que se sientan cada vez más nerviosas e, incluso, enfadadas y se pongan a tocar el claxon, a discutir por lo que hacen los demás conductores, conducir de forma peligrosa… Se ha iniciado el proceso de estrés y, con ello, los cambios biológicos en su cuerpo. Sin embargo, podemos encontrarnos con personas que aprovechan para cerrar la ventanilla, oír música y relajarse. Probablemente, en el segundo ejemplo, estas personas no se están repitiendo a sí mismos el peligro que conlleva el atasco y lo que podría pasar.
Recomendaciones para combatir el estrés
A continuación, os dejamos una serie de recomendaciones que podrían ayudarte a superar el estrés. Como verás, muchas de ellas están orientadas a cambiar tu visión sobre las cosas, tu manera de pensar, ya que es algo tremendamente importante en los problemas de estrés.
- Estar pendiente del momento presente y cómo solucionar lo que me ocurre en el aquí y ahora, en lugar de plantearme situaciones hipotéticas futuras que me agobian y no me ayudan.[spacer height=»20px»]
- Revalorizar las situaciones que considero peligrosas. Aquí, podemos hacernos preguntas del tipo: ¿De qué me sirve preocuparme en exceso por algo que no ha pasado todavía? ¿Es realmente probable lo que pienso que puede ocurrir? ¿Qué pruebas tengo de que eso es así?[spacer height=»20px»]
- Utilizar la distracción como vía de escape. Podemos hacer actividades físicas y mentales que nos ayuden a desviar nuestra atención de aquello que nos preocupa.[spacer height=»20px»]
- Aceptar que hay una parte de nuestra vida que no controlamos. Preocuparnos en exceso no nos sirve de nada en ciertas situaciones, únicamente de desgastarnos y poder llegar a caer enfermos.[spacer height=»20px»]
- Planificar rutinas en nuestra vida diaria, y permitirnos tiempos de desconexión. Es muy importante reponer energías.[spacer height=»20px»]
- Cuidar nuestro tiempo de sueño. Muchas personas se ponen a pensar y valorar lo que ha ocurrido durante el día cuando se van a dormir. Pero, la almohada no es buena consejera. Es mejor dejar las preocupaciones para otro momento.[spacer height=»20px»]
- No caer en la trampa de la ansiedad: la evitación. Aunque evitar ciertas cosas puede protegernos, no siempre es así. Si evitamos constantemente aquello que nos pone nerviosos, cada vez será más difícil hacerle frente.[spacer height=»20px»]
- Relajarse. Cada persona se relaja de una manera y es importante que encuentres la tuya. Hay técnicas de relajación que podrían ayudarte a ello. Pero, como la mayoría de las cosas, aprender a relajarse es todo un entrenamiento.[spacer height=»20px»]
- No te ocupes en exceso. A veces, nos sobrecargamos de tareas que no nos corresponden o que superan nuestra capacidad. Es importante saber decir que no o poner límites al exceso de tareas.[spacer height=»20px»]
- Cuidar nuestra salud mediante la alimentación y el ejercicio físico. Aunque sea el último punto, es quizás uno de los más importantes. Si nos cuidamos, es más difícil que podamos caer enfermos.[spacer height=»20px»]
[spacer height=»20px»]No dejemos que nos venza…
En ocasiones el estrés se convierte en la mecánica natural de nuestro día a día. Seguir nuestros consejos te ayudará a hacer el estrés mucho más llevadero. Si crees que tu solo no puedes no dudes en hablar con nosotras. En Ideum Psicología la primera consulta es de orientación, totalmente gratuita. Si no puedes desplazarte hasta nuestro centro, tenemos la opción de hacerla online. No dejes que el estrés se convierta en un problema que pase factura.