«Me cuesta ir al gimnasio”, “A partir del lunes voy al gimnasio”, “Estoy apuntado al gimnasio pero no voy”, “No tengo tiempo y, cuando lo tengo, no me apetece hacer ejercicio”,… ¿Cuántas veces hemos dicho u oído estas frases y otras parecidas? Llega el verano y, con ello, empezamos a preocuparnos por nuestro físico. Queremos empezar a cuidarnos y a hacer algo de ejercicio para vernos mejor. Sin embargo, no vemos el momento de ir al gimnasio. Cada vez tenemos menos tiempo y, cuando lo tenemos, no nos sentimos con fuerzas ni energía para hacer ejercicio. ¿Qué hacemos entonces para superar la pereza? ¿Cómo podemos aumentar nuestra motivación para ir al gimnasio? Te explicamos cómo a continuación.[spacer height=»20px»]
El hábito de ir al gimnasio
Todos sabemos lo útil que es el gimnasio no sólo como hábito de vida saludable, sino también para encontrarnos bien psicológicamente. Sabemos que es algo que nos ayuda a luchar contra el sedentarismo. Cuando conseguimos ir tenemos muchísimos beneficios: nos encontramos mejor físicamente, notamos menos cansancio, etc. Y, sin embargo, a veces, ¡nos cuesta una barbaridad que vayamos!.
Para ir al gimnasio necesitamos más que la mera voluntad de querer ir. Cuando no estamos acostumbrados a hacer ejercicio, tenemos que hacer de ello un hábito. Esto no es algo tan fácil como parece. Desarrollar un hábito es un proceso, en el que lo principal es acudir al gimnasio. Pero, lo mejor de todo es que, aunque al principio resulte difícil, pasado ya un tiempo lo vemos como algo normal en nuestra vida. De hecho, después de ir durante bastante tiempo al gimnasio, cuando no vas te notas raro. ¿Qué otras cosas tenemos que tener en cuenta para desarrollar el hábito de ir al gimnasio? A continuación te las explicamos.
1. Preparación previa
Lo primero que debemos hacer es apuntarnos al gimnasio. Para ello, tendremos que valorar qué gimnasios nos encajan en cuanto a precios, instalaciones y ubicación. Sin embargo, no te pierdas en los detalles. Lo importante es apuntarse cuanto antes para no perdernos en la inmensidad mientras lo pensamos. No esperes al próximo mes ni a la próxima semana. ¡Apúntate hoy mismo al gimnasio!
Una vez que te hayas apuntado al gimnasio, ya tendrás la mitad del esfuerzo hecha, ya que tendrás mayor motivación para empezar al empezar a pagar la tarifa del gimnasio y al haberte apuntado.
El siguiente paso será comprar o preparar la ropa adecuada. Revisa tu armario y mira si te falta algo de ropa o zapatillas para hacer ejercicio. Piensa en ropa con la que te vayas a sentir cómodo/a. Deja preparada la mochila para ir al gimnasio, aunque de momento no vayas a ir, ya tenemos otro paso ganado que nos acerca a nuestro objetivo.
Otra cosa que tenemos que pensar es cuándo vas a ir al gimnasio: cuántas veces por semana y en qué horario. Ten en cuenta que no siempre es mejor ir más veces. Con 2-3 veces a la semana suele ser suficiente para notar progresos. Para ello, esos días tendremos que aprovecharlos al máximo.
Por tanto, tienes que revisar tu agenda y tu horario y pensar en qué momento es más probable que vayas al gimnasio (tenemos que ser realistas con ello). De nada me sirve decir que voy a ir a primera hora de la mañana, si luego me suele costar levantarme y no lo voy a cumplir. Por ello, sé realista y coge una agenda o un calendario y apunta los días y la hora a la que has decidido ir al gym. No tengas problema en cambiar el horario si luego te das cuenta de que estás más motivado o tienes menos pereza a otras horas.
Por último, tenemos que decidir qué actividades o ejercicios vamos a hacer cuando estemos en el gimnasio.
Es muy útil tener un plan B alternativo en cuanto a horario por si ocurre algo que nos impide algún un día. Este plan alternativo puede consistir en hacer otra actividad física aunque no sea en el gimnasio, por ejemplo: salir a correr, hacer ejercicio en casa, andar, montar en bici, etc.
2. Motivación
Aunque en un principio solemos estar motivados para ir al gimnasio porque sabemos los beneficios que tiene, esta motivación inicial suele durar poco tiempo. Por ello, debes marcarte objetivos, pero éstos deben ser realistas. Divide tu objetivo final en mini objetivos que te sean más fáciles de conseguir y te ayuden a no “tirar la toalla”.
Visualiza tu meta final. Es decir, hazte una imagen mental de cómo quieres llegar a verte, de lo que quieres llegar a conseguir. Esta imagen debe ser realista y alcanzable, pero que a la vez te agrade. Es muy útil hacerse fotos al inicio y según vayas progresando que te permitan ir viendo el avance y tus logros.
3. Premios
Piensa pequeños premios que te vas a ir dando a ti mismo/a por ir consiguiendo tus minis objetivos. De nada sirve esforzarte por algo si luego no te premias por ello. Esto es una de las cosas más importantes de todo el proceso de desarrollar un hábito. Además, te ayudará a motivarte para seguir continuando con el esfuerzo que estás realizando.
4. El momento de ir al gimnasio
Llega el momento de ir al gimnasio y tenemos todo preparado pero… A veces, ocurre que al final lo retrasamos, cambiamos el día o pensamos “mejor ya mañana empiezo; hoy es un mal día”. Por ello, debes estar preparado/a.
Prepara el material del gimnasio con antelación. Antes de ir al trabajo, incluso la noche anterior, deja tu bolsa del gimnasio preparada. Y, si puedes, déjala en la puerta o en el coche para que estés el menor tiempo posible en casa. De esta manera, evitarás pensar demasiado en excusas para no ir.
No busques excusas. Es el momento de ir al gimnasio y tenemos que cumplir con lo que nos hemos propuesto. La mitad del esfuerzo es el hacer acto de presencia. Excepto porque estés enfermo/a, o por otras cosas realmente importantes, no valdrán otras excusas o motivos para no ir. ¿Nunca te ha pasado que no te apetecía hacer algo y has ido sin tener muchas ganas, pero al final te lo has pasado bien o había merecido la pena? Lo mismo ocurre con el gimnasio, al principio puede no apetecernos mucho, pero según vamos haciendo ejercicios podemos ir ganando en motivación.
Por tanto, en aquellos días que no tengas muchas ganas de ir al gimnasio, aunque sea con poca energía, pero haz ejercicios menos intensos y ve menos tiempo. ¡No queremos que te lesiones!. Más adelante te hablamos de qué hacer para ser constante y acudir al gimnasio esos días que más nos cuesta.
5. Convierte el ejercicio en algo agradable
Puedes hacer cosas para convertir el momento de ir al gimnasio en algo agradable. Por ejemplo, busca un compañero o amigo con el que puedas ir al gimnasio. Esto te ayudará a tener mayor constancia, a que te lo tomes más en serio y que las horas de ejercicio sean más amenas.
Otra cosa que te puede ayudar es escuchar música agradable y que te motive durante tu entrenamiento. Así como leer frases motivadoras sobre hacer deporte, frases que te recuerden a un reto personal y te animen a ir al gimnasio.
6. Respeta los descansos
La misma importancia que tiene el hacer acto de presencia en el gimnasio la tienen los descansos. Para poder estar sano, reponer energía y no lesionarte tendrás que respetarlos. No por ir más días vas a alcanzar antes tu objetivo. El cuerpo necesita descansar y reponerse, y necesita su tiempo para adaptarse al ejercicio e ir asimilando los cambios.
7. Constancia
A pesar de seguir las pautas anteriores, siempre habrá días que nos cueste ir a entrenar. La motivación inicial puede ir bajando y nos puede llevar a entrar en una espiral negativa que nos lleva a abandonar el ejercicio. Por ello, tenemos que prepararnos para ser constantes y lograr desarrollar un hábito.
Algo que ocurre bastante es que, después de tenerlo todo preparado, justo antes de salir, nos domina nuestra parte perezosa y nos convence para que no vayamos al gimnasio. Al final un día no as al gimnasio porque no te encuentras con energía. Al día siguiente ocurre otra cosa como que hace mal tiempo… y así hasta que dejas de ir completamente al gimnasio.
Aunque no pasa nada por no ir al gimnasio, tenemos que pensar si es por una excusa o es realmente porque no podemos. Si nos hemos marcado un objetivo (realista) y queremos conseguirlo, tendremos que ser consistentes con ello. Esto quiere decir que, si un día estás agotado y no te apetece ir al gimnasio, no pasa nada. Pero, al día siguiente no puede ocurrir lo mismo, tendremos que acudir al gimnasio, aunque sea sin energías. De esta manera evitaremos entrar en la espirar que nos lleve al abandono y nos aleje de nuestro objetivo.
Piensa que el gimnasio puede ser una vía de escape, algo que nos ayude a desconectar, precisamente en esos días que estamos más estresados o cansados del trabajo.
8. Más allá del gimnasio
Hemos hablado en todo el post del gimnasio, pero no nos podemos olvidar de nuestra salud en general. Si nuestro objetivo final tiene que ver con nuestro físico y nuestra salud, tendremos que cuidar otras cosas.
Como ya sabes, lo ideal es que cuides tu alimentación. A veces no es necesario con hacer dietas muy restrictivas, sino que basta con comer saludable. También es importante que duermas adecuadamente para estar descansado y recuperarte del ejercicio intenso.
No nos vamos a detener en todos los aspectos saludables porque ya los conoces. Pero, debes estar pendiente de ello y cuidarte en general para conseguir lo que esperas.
Igual de importante que la salud física es la salud emocional. Hacer ejercicio ayuda a mejorar el estado de ánimo. También, ayuda a conocer gente nueva y es una oportunidad para poder tener otras actividades sociales. Por ello, aprovecha esta oportunidad al máximo, no solo para tu salud física sino también para tu salud psicológica.
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Hay veces que no es suficiente con cuidar nuestra salud física, con hacer ejercicio, para encontrarnos bien. Puede ocurrir que, a pesar de conseguir nuestros objetivos, sigamos sin vernos bien y nos encontremos desanimados. Es posible que necesites ayuda para mejorar tu estado de ánimo y autoestima. Si crees que esto te puede estar pasando, te animamos a que pidas una cita en nuestro centro para que podamos ayudarte.