Onicofagia infantil - Ideum Psicología

Mi hijo se muerde las uñas. ¿Qué puedo hacer para ayudarle?

Mi hijo se muerde las uñas. ¿Qué puedo hacer para ayudarle?

¿Tu hijo se muerde las uñas? ¿No sabes qué hacer para que deje de hacerlo? ¿Te desesperas cada vez que le ves hacerlo? La onicofagia o el hábito de morderse las uñas es muy común entre los niños. Sin embargo, a veces, es un hábito muy difícil de erradicar; llegando, incluso, a mantenerse cuando son adultos.  Pero, aunque en ocasiones es un hábito complicado de eliminar, puedes hacer cosas para ayudarle. Existen herramientas que podéis aprender juntos para que puedas ayudarle y que deje de morderse las uñas.

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Causas de que se muerda las uñas

Las causas más probables de que el niño se muerda las uñas son:

  • Por ansiedad. Muchos niños tienen ansiedad o miedos, incluso sin que nosotros mismos los hayamos identificado. La conducta de morderse las uñas podría ser un mal hábito que le ayuda a relajarse en los momentos de tensión. De hecho, aunque esta no sea la causa directa de esta manía, lo que sí ocurre es que la conducta de morderse las uñas aumenta en momentos de mayor estrés.[spacer height=»20px»]
  • Por asociación. Puede tratarse de una conducta asociada a actividades concretas. Por ejemplo: cuando está viendo la televisión o cuando está haciendo los deberes. El niño puede haber aprendido a morderse las uñas en estos momentos y que se hayan convertido en disparadores de su impulso a hacerlo.[spacer height=»20px»]
  • Por imitación.  Si alguno de los padres o personas del entorno del niño tienen el mismo hábito, es probable que haya aprendido a imitarlo. Una forma de mantenerle motivado para que deje de hacerlo es que, si alguno de los padres tiene el mismo hábito, se comprometa a dejar de hacerlo también.[spacer height=»20px»]

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10 Claves para ayudar a tu hijo a que deje de morderse las uñas

No es tarea fácil que un niño deje de morderse las uñas. Pero, enseñándole las herramientas necesarias para resistir el impulso de hacerlo y siendo constantes con ello, podremos conseguirlo.

1. Identificar con él las situaciones en las que suele morderse las uñas.

El primer paso para ayudarle será buscar con él cuáles son los momentos en que tiende a morderse las uñas. Para identificar estas situaciones podemos preguntarle directamente al niño, así como observar su comportamiento e ir anotando qué suele hacer y dónde está cada vez que lo hace. Suelen ser momentos en que están entretenidos realizando una tarea que no requiere utilizar las manos (por ejemplo: viendo la TV), situaciones de estrés o ansiedad (por ejemplo: cuanto tiene que hablar en público, cuando se queda en un sitio a oscuras y le da miedo, etc.) o en momentos en los que se aburre.

Por otro lado, también hay comportamientos que activan el impulso de morderse las uñas. Estos comportamientos pueden ser: mirar o acariciarse las manos, tocar los bordes de las uñas, tener las manos cerca de la boca, etc. Le ayudaremos a que identifique estos comportamientos para que se dé cuenta de que son momentos críticos para que lo haga. Le pediremos que intente evitar hacer este tipo de conductas y que, en caso de darse cuenta de ello, haga algo para distraerse.

2. Explicarle las ventajas de que deje de hacerlo.

Podemos hablar con el niño de las ventajas de tener las uñas bien cuidadas. Algunas de estas ventajas, además de que las manos son más bonitas a los ojos del resto de personas, son: salen menos padrastros, duelen menos las uñas, parecemos más cuidados y aseados, no se deforman los dedos, etc.

3. Hablar con él y concienciarle de los inconvenientes y los riesgos que tiene.

La manía de morderse las uñas, además del riesgo de tener más padrastros y de que se deformen los dedos, tiene riesgos para la salud. Esto es así porque las manos están expuestas todo el día a la suciedad de todo lo que tocamos y, al morderla o chuparla, se pueden producir infecciones. Debemos concienciarle pero desde la  tranquilidad y la calma. No debemos darle charlas ni sermones excesivos. Podemos intentar mantener una comunicación participativa sobre ello, buscando su interés y resolviendo sus dudas.

4. Usar métodos para mantener las uñas “a salvo”.

No es obligatorio, pero podemos usar métodos para impedir que se muerda las uñas. Por ejemplo: guantes o tiritas. Pero, si se usa algún método, no debemos hacerlo en contra de su voluntad porque podrá tomarselo como un castigo. Tampoco debemos castigarle o regañarle si no lo ha usado. El método debe ser acordado entre los dos y resultar relativamente cómodo para el niño (por ejemplo: no usar guantes en verano).

En caso de usar tiritas, empezaremos por los dedos que menos le cueste dejar de morderse y las iremos retirando cuando haya pasado cierto tiempo. Podemos pedirle que la lleve puesta en aquellos momentos que son disparadores del impulso y, cuando haya pasado cierto tiempo, retirarla y felicitarle por continuar con ella puesta (ya que significará que no se la ha mordido). Mantendremos el uso de tiritas hasta que logre reducir el impulso de morderse esa uña (una semana aproximadamente). Cuando hayamos retirado esas tiritas, podremos pasar a otro dedo.

5. Buscar su motivación.

Para conseguir que un niño deje de morderse las uñas, debemos conseguir que él quiera hacerlo y que sea constante y, para ello, hay que lograr mantener su motivación. Si el niño no quiere hacerlo, será difícil que consigamos que deje este hábito. Para lograr que el niño esté motivado, debemos refozarle o premiar sus avances.

Empezaremos tomando una fotografía de las manos. De esta forma, tendremos una imagen que nos ayudará a identificar los avances. Iremos realizando fotos según vaya avanzando y le felicitaremos por lo que va consiguiendo, centrándonos en cómo mejora el aspecto de sus manos.

Tras esto, empezaremos pidiéndole que deje de morderse aquellas uñas que le resulta más fácil e iremos avanzando hacia aquellas uñas que más le cuestan (por ejemplo: suelen morderse menos las uñas del dedo meñique y más la uña del dedo pulgar).

Acordaremos premios que podrá ir consiguiendo según vaya avanzando en dejar el hábito. Podemos usar puntos o pegatinas para que los vaya acumulando y pactar un premio cuando consiga cierto número de puntos.

No nos debemos olvidar de felicitarle por su esfuerzo. Tampoco tiraremos la toalla si algún día no lo consigue. Tenemos que tener unas expectativas realistas y que el niño pueda ir logrando para que los premios no se conviertan en un imposible que hagan que se demostive.

6. No regañarle ni castigarle.

Debemos tener en cuenta que se trata de una manía y que el niño no lo hace a propósito, posiblemente no se dé cuenta ni de que se está mordiendo las uñas en determinado momento. No es algo para llamar nuestra atención ni para fastidiarnos. Es lógico que lo pases mal cuando le ves haciéndolo. Pero, si le regañamos o le castigamos, lo único que conseguiremos es aumentar la tensión del momento. Y, como hemos explicado antes, a mayor tensión o estrés es más probable que tengan mayor impulso de hacerlo. Es mejor hablarle cariñosamente y desde la calma para que se dé cuenta de que se está mordiendo las uñas y que realice alguna actividad alternativa.

7. Darle alternativas para aquellos momentos en que le entren ganas de morderse las uñas.

Tras identificar las situaciones disparadoras, podemos acordar ciertas actividades que podrá hacer para distraerse y resistir el impulso. Las acordaremos previamente para que las conozca de antemano y pueda recurrir a la lista en ese momento.

Algo que nos podría ayudar es identificar aquellas situaciones donde no se suele morder las uñas (cuando está jugando con algo entre las manos, realizando algún deporte, cuando está masticando, etc.). Estas actividades serán útiles en situaciones disparadoras.

A continuación te detallamos algunas alternativas que podrían ayudarle:

  • Jugar a algo que le distraiga y para lo que necesite las manos.
  • Entretenerle hablando de algo que le atraiga o con alguna actividad que hagáis juntos. Podéis mirad o leer un cuento juntos, cocinar, realizar algún juego que le guste o, incluso, dar un paseo.
  • Hacer algo con las manos: dar golpecitos, cruzar los dedos debajo de las piernas, usar un cubo, dado o similar, etc.
  • Mordisquear (por ejemplo: un regaliz), beber o comer algo. Raramente los niños se muerden las uñas cuando están comiendo o bebiendo. Por ello, podemos darle algo para que coma o mordisquee en esos momentos.

También será muy útil que le enseñes y practiquéis alguna técnica de respiración y relajación. Esto le ayudará a rebajar la tensión sin necesidad de recurrir a un mal hábito.

Cada niño es distinto y tiene distintos gustos. Además, la gente responde de forma distinta a las diferentes técnicas. Por ello, debéis buscar juntos cuáles son las herramientas que le vienen mejor a tu hijo. De esta forma, lograréis diseñar una lista completa de juegos y actividades alternativas personalizada a tu hijo.

8. Pedirle que deje crecer las uñas y premiarle por ello.

Podemos pedirle que deje crecer las uñas. Si se las cortamos continuamente, en lugar de evitar que se las muerda lo que ocurrirá será que acabe por morderse los dedos y por hacerse más daño. Si esperamos a que las uñas crezcan un poco para cortarlas, y le felicitamos cada vez que veamos que la uña ha crecido, será más fácil que esté más motivado. Podemos, por ejemplo, al final de cada semana comprobar si han crecido las uñas y premiarle de alguna manera por cada uña que haya logrado dejar de morderse. No es necesario que el premio sea material, es mucho mejor utilizar premios que consistan en realizar alguna actividad juntos (ir al cine, cocinar juntos, etc.).

9. En caso de que le veamos mordiéndose las uñas, ayudarle cariñosamente a que deje de hacerlo.

Si le pillas mordiéndose las uñas, no debes reñirle ni decirle algo similar a: “¡No lo hagas!”. Será mejor que te acerques a él y le animes que haga alguna actividad de las acordadas previamente. Podéis acordar un gesto (por ejemplo: un guiño) que le ayude a darse cuenta de ello. Habrá mayor complicidad entre vosotros a través de ese gesto.  Además, esto le ayudará a no ridiculizarle cuando hay otras personas delante.

10. Ser constantes a pesar de que vuelva a hacerlo en algún momento.

Un hábito es difícil de romper. Por ello, es normal que el niño vuelva a recurrir a ello, a pesar de llevar un tiempo sin hacerlo. Debemos ser constantes y animarle para que continúe estando pendiente y aplicando todo lo aprendido. No podemos verlo como algo negativo, sino como algo puntual y que acabará desapareciendo. Tomaos un descanso si lo necesitáis y continuad con todo lo aprendido con paciencia y perseverancia.

Poner todo lo anterior a la vista del niño

Podéis comprar una o varias cartulinas de tamaño grande donde poner todo lo anterior y que la tenga a la vista. De esta forma, podréis recurrir a ella cada vez que lo necesitéis y recordar qué medidas habíais acordado para esos momentos. También le ayudará a ser consciente de los avances y los premios que puede conseguir y aumentará su motivación. A continuación, te mostramos cómo podría ser esa cartulina (se le pueden añadir dibujos e imágenes para que sea más ilustrativo y lo recuerde con un simple vistazo):

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Lo que SÍ podemos hacer para ayudarle y lo que NO se aconseja

En la imagen que aparece a continuación te detallamos aquello que puedes hacer para ayudar a tu hijo a dejar de morderse las uñas, así como lo que está desaconsejado.

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¿Y si, a pesar de todo, sigue mordiéndose las uñas?

Puede ocurrir que, a pesar de aplicar todo lo anterior algo esté fallando y el niño continúe mordiéndose las uñas. O que empecéis con mucha motivación pero os agotéis según avance el tiempo. Hay veces que ocurre que este hábito está mantenido por otro tipo de problemas. Por ello, si el hábito persiste, te recomendamos que acudas a un profesional.

En Ideum Psicología existen profesionales con experiencia en el tratamiento de la manía de morderse las uñas. Si necesitas que te ayudemos no dudes en ponerte en contacto con nosotros.

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