Mi hijo tiene manías
Si tu hijo va siempre con el mismo peluche u ordena los juguetes de una manera determinada o necesita dejar las cosas ordenadas antes de irse a dormir o tiene una rabieta cuando algo de su ropa no está bien (manchas o hilos). En este post te ayudaremos a saber si las manías en los niños pueden convertirse en un problema o en cambio es algo transitorio.
Las manías son algo normal en todas las etapas evolutivas. Existen ciertas costumbres que los niños van a tener y que son conductas temporales. Éstas van a desaparecer con el tiempo porque son conductas normales. En ocasiones, esas manías pueden convertirse en algo más y conllevar problemas emocionales: las obsesiones y compulsiones. Vamos a definir muy bien todo ello y describir pautas que puedan ayudaros a ayudarles.
¿Qué son las manías?
Una manía es una conducta que se repite a menudo, e incluso, tiene que hacerse en un orden determinado.
Manías más frecuentes en la infancia
Las manías pueden ser de muchos tipos, las más típicas son:
- Relacionadas con el pelo: se van tocando el pelo o tienen que peinarse de una manera determinada.
- No querer pisar las juntas del suelo.
- Tomar la comida/bebida en un plato/vaso determinado.
- Antes de irse a dormir, que las cosas estén en un orden determinado o tengamos que leerle siempre el mismo cuento.
- Repetir siempre las mismas frases o palabras.
- Querer cantar la misma canción en el coche o ante una actividad.
- Que la ropa no lleve ningún hilo o mancha, o no querer cierta ropa porque pica.
- Jugar ordenando los juguetes en fila o los lápices por colores.
- Morderse la uñas.
- Lavarse las manos.
Si se muerde las uñas, puedes leer nuestro post sobre ese tema. En él os damos recomendaciones para ayudarle a que no siga ocurriendo.
¿Por qué ocurren?
Para un niño el ambiente puede estar en constante cambio, es muy importante que desde pequeños intentemos llevar con ellos una rutina y horarios fijos. Los cambios producen ansiedad. Las manías van a ser la manera que tiene el niño de controlar los cambios externos.
¿Cuándo una manía se convierte en un problema al que debemos poner solución?
Ciertas manías desaparecerán según vaya creciendo el niño y otras pueden durar más en el tiempo. Si esa manía continua, se hace más a menudo y alivia mucho la ansiedad del niño, puede convertirse en un problema mayor. Vamos a definir si es o no preocupante cuando:
- Dichas manías ocupan mucho tiempo del día a día del niño y comienza a interferir en las cosas que normalmente hacía.
- Si cuando deja de hacerlas sufre una ansiedad elevada en forma de llantos, gritos, agresividad hacia él o hacia los demás.
Si ambas empiezan a ocurrir podemos empezar a hablar de obsesiones y compulsiones más que de costumbres o manías.
Obsesiones y compulsiones. ¿Qué son?
Las obsesiones van a ser pensamientos o imágenes que vienen a nuestra cabeza repetidamente. Podemos tener la sensación de que es imposible parar de pensar en ello. Dichos pensamientos van a provocar en nosotros ansiedad, angustia y miedo. Tanto el niño como el adulto que tenga obsesiones, no lo hace de manera consciente.
Las compulsiones son las conductas que hacemos para intentar eliminar la obsesión o al menos la angustia que nos provoca cada vez que aparece en nuestra cabeza. Dicho de otra manera, la compulsión es el intento de control de aquello que nos angustia.
Creo que mi hijo tiene manías, no creo que sean obsesiones y compulsiones. ¿Qué puedo hacer?
Lo primero de todo es la comprensión. Tenemos que entender que el que el niño tenga ciertas manías es su manera de intentar controlar algo que tiene sensación de no poder controlar.
Ser pacientes. Si nuestro hijo tiene manías, pueden que éstas solo sean transitorias, por lo que darle más importancia de la que tiene puede hacer que el niño tenga aún más.
No castigar. Aunque el niño sea consciente de lo que hace, no será consciente de porque lo hace. Quizás tenga hasta la sensación de que no lo hace “aposta”. Si le castigamos por ello podemos hacer que se sienta aún peor y en vez de desaparecer, éstas aumenten.
Hacerle sentir más seguro. Si las manías aparecen como un intento de control de la situación quizás es porque el niño no se siente seguro en ese ambiente. Darle más rutina, horarios menos flexibles puede hacerle sentir mejor y que las manías desaparezcan por si solas.
Si no sabemos como actuar podemos preguntar a nuestro pedíatra o acudir a un psicólogo infantil. Los profesionales infantiles pueden ayudarte a manejarlo, ante la duda acude a ellos.
Creo que mi hijo tiene obsesiones y compulsiones, son más que manías. ¿Qué puedo hacer?
Todo lo descrito en el apartado anterior también es válido. Ante todo comprensión y paciencia. Los padres son el pilar fundamental para los niños, por lo que mostrarse comunicativos y escucharles va a aliviar parte de su ansiedad.
Vamos a no castigarle por aquello que haga y menos aún por aquello que nos diga que se le pasa por la cabeza. Vamos a recordar que todo eso no lo hacen “queriendo”, no entienden porque hacen lo que hacen o piensan lo que piensan. Si nos cuentan que están pensando en algo, por muy raro o malo que parezca, debemos mantener la calma. Si nuestra manera de responder es enfadándonos o castigándoles, vamos a hacerles sentir aún peor. Debemos tomar una posición de escucha e intentar entender porque les sucede.
Habla con tu hijo/a. En ocasiones, darle más importancia puede hacer que aumente la frecuencia o la intensidad de la obsesión y por lo tanto de la compulsión. Pero es más importante que el niño o la niña no sienta que es un tema tabú y por la tanto que se sienta abandonado emocionalmente. Las obsesiones vienen acompañadas de mucha ansiedad y angustia, si no tienen a alguien con quien hablarlo, por lo menos al principio, pueden sentirse solos e incomprendidos. Es mejor que aumente porque lo verbalizan a que se lo guarden y sigan haciéndolo.
Cada vez que tu hijo intente no hacer aquello que siempre hace, refuérzalo. Dile en voz alta frases de ánimo: “Puedes lograrlo”, “si me necesitas estoy aquí”, “si no lo consigues hoy, no te preocupes porque mañana lo volvemos a intentar.” Si lo ha conseguido: “¡Que orgullosa/o estoy de ti!”.
No vamos a olvidar que somos un ejemplo para ellos, si nosotros tenemos también obsesiones y compulsiones, no podemos pedirle a él o ella que no las tenga. Si es tu caso, te animamos a que el cambio comience contigo. Pide ayuda a un psicólogo para que entiendas mejor como atajar esta situación y después podrás ayudar a tu hijo/a.
El objetivo final es que tu hijo sea feliz, si ves que sigue igual durante un tiempo pide ayuda. Te recomendamos que acudas a un psicólogo/a infantil que te oriente y ayude a tu hijo/a. Las terapias psicológicas son efectivas y no es necesario medicarles para ayudarles. En Ideum Psicología tenemos profesionales especializados que podrán orientarte en los pasos a seguir. Si quieres puedes concertar una primera sesión totalmente gratuita en la que podrás conocernos (puedes hacerlo pinchando aquí).